Ella empezó a acariciarlo suavemente.
La embriagaba su olor como a manzana fresca por la mañana.
Se perdía en sus ojos del color de la miel, y moría por esos labios dulces como fruta madura.
Y esos glúteos, ¡Dios!, redondos como pomelos.
Detuvo las caricias un instante...
Y.... lo mordisqueó sin parar, una y otra vez.
¡¡Ummmmm....Que rico melocotón!!
20 septiembre 2009
Y.... lo mordió.
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2 comentarios:
Ñaaaaaaaaammmmmm.... ¡JAJAJAJAJA!
¿Hay hambre Conde? jajajajaja... Muerde, muerde..
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